PATIÑO

Campana de Auroros Ntra. Sra. del Carmen de la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño

Francisco Javier Nicolás Fructuoso

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Aunque de la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño se desconozca la fecha exacta de fundación sí se conoce que nace al amparo de los frailes carmelitas Calzados del Convento del barrio del Carmen de Murcia al que estaba adscrito espiritualmente el partido de San Benito. La Ermita de Patiño contaba hasta 1912 con dos campanas, la de San Benito y la de Ntra. Sra. de la Fuensanta, que dependían administrativamente de la iglesia del Carmen de Murcia. En el cabildo de dicho año los hermanos reunidos solicitaron permiso para segregarse de la hermandad matriz para poder administrar sus recursos desde la recién creada iglesia de Santa Eduvigis de Patiño. Habiendo empezado a regir esta nueva Rectoría de Santa Eduvigis en virtud del arreglo Parroquial en el día quince de abril de mil novecientos doce y contando en su seno con dos campanas de la Hermandad de Ánimas pertenecientes hasta la fecha a la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Murcia …” Así comienza el acta del día 2 de febrero de 1913, primera de la Hermandad de las Benditas Animas de la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen de Murcia, trasladada el año anterior desde ésta, hasta la recién construida Iglesia de Patiño. Esta hermandad de ánimas aunque trasladada a la Iglesia de Patiño sigue teniendo como patrona a la Virgen del Carmen titular del templo del barrio. Obtenido el permiso en 1913 empieza una nueva etapa y se crea una tercera campana, la de Ntra. Sra. del Carmen, agrupando tanto a ésta como a las otras dos existentes, la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño. La hermandad sigue funcionando positivamente recogiendo los frutos tanto espirituales como materiales que eran la base de su existencia hasta los años setenta del siglo XX aproximadamente. Contaba la hermandad con unos hermanos cantores que siendo a la vez músicos, por lo que no tenía la necesidad de acudir a personas ajenas a la misma, tampoco en los bailes de ánimas o pujas, ni en el ciclo de Navidad. También contaba con un gran número de hermanos de tarja que son aquellos que sin participar directamente en las labores de la hermandad disfrutaban a cambio de privilegios especiales: misas, acompañamiento en su entierro del estandarte, etc. También cumplía la hermandad con una labor eminentemente social ya que asistía a los pobres de solemnidad del partido por medio de unas papeletas” o vales en metálico y también cumplían con el deber de dar sagrada sepultura tanto a hermanos cantores como a socios de tarja y pobres del partido.